Dic 05

Cuento de Navidad en una escapada a Zaragoza.

Un viaje en familia

Hicimos las maletas sin saber a dónde iríamos a pasar los días de fin de año. Los niños estaban tan ilusionados por la sorpresa, que se llevaron todo tipo de ropa, incluidos los bañadores. Les dijimos que tenían que coger ropa de abrigo, ya que, aunque no sabíamos a dónde viajaríamos, queríamos disfrutar del espíritu navideño en un destino cercano. No sabíamos que nos adentraríamos en un verdadero cuento de navidad en nuestra escapada a Zaragoza.

Plaza del Pilar de Zaragoza. Un mercado de Navidad adornado con luces y guirnaldas y un gran arbol de navidad en el centro. De fondo el ayuntamiento de Zaragoza y la Basílica del Pilar. Gente paseando con abrigo y un carrusel lleno de niños.

Cuento de Navidad en la plaza del Pilar

Un destino cercano

A la salida del trabajo recogimos a los niños del colegio y nos dirigimos a la estación de tren en busca de nuestro destino navideño. Decididos y emocionados pusimos rumbo al norte. En casi un abrir y cerrar de ojos estábamos en Zaragoza. Al bajar del tren nos encontramos en el interior de una estación tan grande como impresionante. Zaragoza Delicias, la estación más grande que jamás haya visto.

Estación Delicias de Zaragoza. edificio moderno, iluminado de rojo, reflejado sobre el agua de una fuente.

Estación Zaragoza Delicias, «donde se hace el frío»

Nos dirigimos al exterior y los aires del Ebro nos llevaron de un soplo al invierno. Subimos al autobús nº 34 para llegar al centro de Zaragoza y durante el recorrido disfrutamos del paisaje nocturno de la ciudad. Conforme nos adentrábamos en las calles del centro histórico, la iluminación navideña llenaba de luz los rostros de los niños.

Donde la Navidad es eterna

Ya a pie, anduvimos por una preciosa calle peatonal en la que parece que la Navidad es eterna. Su nombre es Alfonso y sus caminantes son toda la ciudad: niños, familias, jóvenes, músicos callejeros, mayores, turistas. Desde la calle del Coso y hasta donde alcanza la vista (nos pareció ver la Basílica de fondo), un precioso manto de luces cubría el trazado de la calle iluminando las  fachadas del casco histórico.

Composición de Imágenes de la calle Alfonso I iluminada por Navidad.

Calle de Alfonso I

Aquella calle albergaba el espíritu de toda la ciudad: la alegría y la cercanía de los zaragozanos. La calidez de su ambiente se acompañaba de luminosos y decorados escaparates, entrañables terrazas de históricos cafés. Flores navideñas adornaban las farolas y alegres villancicos se mezclaba con las conversaciones en diferentes idiomas a lo largo de la calle.

El espíritu navideño

De repente se abrió ante nuestros ojos una luminosa e inmensa plaza, donde admiramos deslumbrados la gran basílica del Pilar. Pero, ¡qué sorpresa! Porque aquel lugar era como entrar en un verdadero cuento de Navidad. Toda la plaza había sido inundada por las luces, la música, la decoración y, en definitiva, el espíritu navideño. Paseamos entre las casitas de madera del mercado de la muestra navideña. Entre los puestos encontramos ricos turrones, artesanía y otras especialidades. El chocolate artesano fue una delicia para nosotros, al tiempo que los niños disfrutaban en la Snow City, la aldea de Papá Noel.

Familias disfrutando de la navidad en la plaza del Pilar. Mercadillos, atracciones, iluminación navideña.

Navidad en la plaza del Pilar de Zaragoza

Escribimos nuestro deseo para el próximo año en el árbol de los deseos y nos dirigimos al Belén de Judea, una recreación a escala real del pueblo de Belén con cientos de detalles, situado en el centro de la plaza del Pilar. Los niños corrían ilusionados entre las figuras acariciando a los animales como si fueran de verdad . ¡Todo era tan realista!

Belén gigante de la plaza del Pilar. Escena del nacimiento. Niños tocando las figuras de los animales.

Belén de Judea

A la salida, aunque estábamos cansados, nos quedaba ánimo para seguir, pues los niños estaban deseando subir a la pista de trineos y tampoco querían perderse la música y el ambiente de la pista de patinaje sobre hielo, el carrusel, la noria, los ponis y el expresso navideño… Nada podría moverlos de allí.

Programa completo de Navidad en Zaragoza

Terminar con un dulce

Terminamos nuestro día en Zaragoza con un dulce. ¡Pudiendo disfrutar del chocolate y las galletas artesanas, quién quiere cenar! Volvimos a las casitas en busca de un chocolate caliente, un gofre y un recuerdo navideño de este día tan especial.

Vistas del mecadillo de cerca. Gente comprando y paseando entre las casitas decoradas con motivos navideños. Iluminación nocturna y la fachada de la SEO y el Museo del foro romano de fondo.

Artesanía y espíritu navideño

Tras nuestros días en Zaragoza, y ya de regreso a casa a bordo del tren, pienso en cuál será nuestro destino el año que viene, aunque los niños lo tienen claro. ¡Volveremos a disfrutar de la Navidad en Zaragoza!

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1 Comentario

  1. Vicente
    5 de diciembre de 2022 at 19:58 · Responder

    Navidad, qué tiempo tan entrañable y tan bonito; al menos así lo rememoro cuando los recuerdos de mi infancia afloran desde el pasado. La sucesivas frustraciones que suponen la pérdida de tantos seres queridos, el alejamiento (no sólo físico) de alguno otros y la delirante comercialización del llamado «espíritu navideño» hacen que cada vez me resulte más ajeno y lejano. No se si la «turistización» (vaya «palabro» que me ha salido) puede ejercer un efecto benéfico para restaurar la auténtica Navidad: la cercana, la entrañable, la familiar celebración de un acontecimiento en la que, independientemente de credos y creencias, todos nos sentíamos más queridos y mejores. Ojalá me equivoque y realmente lo ejerza, que el contacto intercultural e inter-ciudadano sea capaz de acercarnos y homogeneizarnos, al menos en los sentimientos. ¡Feliz Navidad a todos!

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