May 17

Zaragoza ha sido testigo de la coexistencia de diversas culturas a lo largo de los siglos. Esta ciudad, siempre en constante evolución, ha visto transformarse su espacio con el tiempo, a veces a expensas de la preservación de su memoria. Edificios antiguos han sido demolidos para dar paso a nuevas construcciones más modernas, y el trazado de las calles ha sido reconfigurado, en ocasiones de manera radical, dando forma a la ciudad que conocemos hoy. Pero, ¿conoces la Judería de Zaragoza?

La judería de Zaragoza, parte integral de su historia medieval, fue una vez un próspero barrio dentro del recinto amurallado de la ciudad, y más tarde, con la autorización del rey Jaime I el Conquistador en 1273, se expandió a una nueva zona. Este barrio judío albergaba a una comunidad vibrante de intelectuales, médicos, financieros y artesanos, cuya influencia se extendía por toda la ciudad.

Sin embargo, para el año 1600, no quedaba ningún edificio representativo de la judería zaragozana en pie, y los nombres de sus calles habían sido cambiados. Aunque en el siglo XXI casi no haya rastro físico de su rico legado, su huella perdura en documentos archivísticos y literarios, y en pequeños detalles sólo visibles para grandes observadores.

Así, Zaragoza, con su pasado complejo pero fascinante, nos invita a descubrir sus capas de historia, donde cada calle, cada edificio, lleva consigo los ecos de las generaciones pasadas y las múltiples culturas que han dejado su huella en esta ciudad única.

La vida en la judería de Zaragoza fue una fusión de prácticas culturales, académicas y comerciales, con figuras destacadas que emergieron en tiempos de coexistencia con el poder musulmán, enriqueciendo así la cultura local con su erudición y espiritualidad. Figuras como los poetas y filósofos judíos del siglo XI y XII dieron brillo al panorama cultural de la taifa de Zaragoza.

Pero, ¿cómo era esa antigua Judería?

La aljama de los judíos de Zaragoza se documentó por primera vez en 1175, siendo una comunidad organizada con instituciones y edificios de referencia. La judería de Zaragoza se dividía en una «cerrada» dentro de la muralla y una «nueva» al otro lado del Coso. Originada tras la reconquista cristiana en 1118. Este área albergaba a la población judía, que mantenía sus costumbres y prácticas en un entorno mayoritariamente cristiano. Su localización no era privilegiada, situada cerca de las tenerías, una zona de intenso trabajo y olores fuertes debido al tratamiento de pieles. El entorno, marcado por la presencia de iglesias parroquiales, evidencia un control simbólico cristiano. Una convivencia que estaba lejos de ser plena. A lo largo de los siglos, las restricciones aumentaron, especialmente después de decretos en los siglos XIV y XV que obligaban a los judíos a vivir aislados, en una clara manifestación de segregación que se intensificó hasta la expulsión de los judíos de España en 1492.

La judería cerrada se comunicaba con el resto de la ciudad a través de varias puertas y postigos. Las puertas se cerraban cada noche y en determinadas festividades cristianas, como Semana Santa y el Corpus Christi, para evitar tensiones innecesarias entre comunidades religiosas.

En el corazón de la judería cerrada de Zaragoza, la vida comunitaria giraba en torno a tres áreas clave. Primero, la zona alrededor de la puerta Ferriza, que ahora es el sitio de la iglesia de San Carlos, albergaba la sinagoga Mayor, esencial para el culto y la vida comunitaria. Este espacio también incluía instalaciones vitales como la casa del Talmud, donde se enseñaba; el micvé para los rituales de purificación; el hospital de la judería, y otras dependencias.

No debe confundirse el micvé, el baño ritual judío, con los «baños del Rey», equivocadamente identificados como «baños judíos». Éstos eran balnearios públicos usados por cristianos, musulmanes y judíos que estaban fuera de la judería, cerca pero no dentro de ella. Documentados desde 1228, su nombre correcto es «baños del Rey» y eran propiedad del monarca. De estilo árabe con influencia romana, tenían salas de agua fría, templada y caliente, y otras dependencias. Desmontados en 1974, ahora están a más de cuatro metros bajo el suelo, precisamente en una de las casas donde vivió Francisco de Goya antes de mudarse a Madrid.

La segunda de las áreas clave, se encontraba al otro lado de la judería, y ahí se situaban otras sinagogas menores. Además de ser lugares de culto religioso y reuniones, las sinagogas también funcionaban como centros de referencia para cofradías y organizaciones benéficas, reflejando la profunda interconexión de la fe y el cuidado comunitario.

Y la tercera, en torno al mercado donde los residentes interactuaban, comerciaban y mantenían el pulso económico de la comunidad. Estas áreas facilitaban las necesidades diarias y religiosas, y eran lugares de encuentro y conexión social, fundamentales para la cohesión de la comunidad judía en Zaragoza.

El fin de una era

La convivencia entre las comunidades judía, cristiana y musulmana en Zaragoza estuvo marcada por momentos de protección real y creciente animosidad hacia los judíos. En el siglo XIII, medidas de segregación social y material, influenciadas por las órdenes mendicantes, exacerbaban el odio. Las tensiones culminaron en 1391 con persecuciones y violencia en Castilla y Aragón. La judería de Zaragoza, relativamente a salvo gracias a la presencia real, acogió a judíos de otras regiones afectadas. El siglo XV, conocido como la «Era bautismal», presenció conversiones masivas y la expansión de la Inquisición. La expulsión de los judíos en 1492, por los Reyes Católicos tras la conquista de Granada, llevó a severas penalizaciones para quienes no acataran el edicto. Este hecho, cambió la faz de la ciudad, transformando la antigua judería en el «Barrio Nuevo». Los palacios renacentistas reemplazaron las antiguas casas judías. La diáspora judía incluyó rutas hacia Navarra, Francia y el norte de África, marcando el fin de una era en Zaragoza.

Si quieres saber más…

Zaragoza Turismo, de la mano de la Asociación Sefarad, realiza una visita guiada mensual a esta zona escondida en el corazón de la ciudad.  En unas dos horas, nuestra guía te mostrará los lugares más relevante para esta antigua comunidad de Zaragoza, y te contará detalles que sólo ella conoce. No te pierdas esta fascinante historia y ¡ven a disfrutar de la visita a la Judería con nosotros!

Bibliografía
  • Lozano Gracia, S. y Blasco Martínez, A. La Judería de Zaragoza paso a paso. Ayuntamiento de Zaragoza, Área de Cultura, Educación y Turismo, Servicio de Cultura y Zaragoza Turismo (2024).
  • López Asensio, A. La Judería de Zaragoza. Gobierno de Aragón. Departamento de Industria, Competitividad y Desarrollo Empresarial con la colaboración de Asociación Sefarad (2022).

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